lunes, 12 de abril de 2010

No encuentro un título adecuado.



Quizá por vivir en una provincia de las más extensas de España, por hacerlo a su vez en una ciudad pequeña y bastante distante de la capital del Reino de la Taifa correspondiente, que todas las provincias o comunidades tienen; hacen que veas realidades diarias de una forma diferente.


Jamás he entendido la desigualdad que sufren los que viven en zonas rurales, respecto a los que lo hacen en algunas capitales más importantes de la autonomía o sus proximidades.

Me explico mejor. Pongamos un ejemplo concreto. Pensemos en un funcionario de un ayuntamiento pequeño de cualquier municipio de la provincia de Soria o del norte de la Burgos y otro de una localidad próxima a Valladolid, de las que están a menos de 20 kms., de distancia de la "capital". Sueldos para los tres sin llegar a los mil euros, mismas retenciones, mismos deberes, derechos y obligaciones fiscales. Iguales en todo, aunque mejor dicho, en casi todo.

Estas tres personas, supongamos que tienen cada uno de ellos dos hijos en edad de escolar y próximos a poder cursar estudios universitarios.

El de Valladolid, con esfuerzo, por las matriculas y demás gastos diarios podrán sus hijos estudiar cualquiera de las carreras universitarias que allí se cursen, que son prácticamente todas. Llegarán, si se esfuerzan, a ser arquitectos, físicos, médicos, lo que quieran. Pero sigamos. Los hijos del funcionario burgalés ¿qué podrán estudiar? Si deciden alguna de las limitadas carreras que se estudian en Burgos, con enorme esfuerzo e intentando meter horas donde sea y recurriendo a las “generosas becas” a lo mejor y si es que hay autobuses diarios compatibles, podrán hacerse abogados o poco más; pero si sus sueños son ser médicos u otra profesiones que solamente se cursan en Valladolid, hay que decir con rotundidad que no podrán estudiar. Será imposible económicamente que sus padres pudieran soportar ese gasto, ni con beca concedida, de matriculas, manutención, estancias etc. al tener obligatoiamente que vivir fuera de la casa familiar.

Y ¿Qué hacemos con los hijos del funcionario de la provincia de Soria? Este lo tiene crudo y duro; infinitamente peor y sus hijos, tan capaces, tan dignos como los de Valladolid, Burgos o Palencia, se tendrán que conformar con hacer alguna especialización técnica, tipo maestría industrial o como ahora se llame. A lo mejor, hasta pueden hacerse, no lo sé, graduados sociales o estudiar enfermería. Imposible aspirar a otra profesión que requieren estudios en la Universidad

¿Existe esta realidad? ¿Qué pasa? ¿Qué hacemos con las dignas personas de determinados núcleos rurales? ¿No tienen todos por ley, por constitución, los mismos derechos y oportunidades?

Estas mismas preguntas se las he planteado algún político, de tercera división por supuesto, que son los únicos que a veces me codeo y la sarta de “chorradas” que me han contestado es impresionante. Si se la dices a un pepero y por aquellos que mandan en la autonomía, te responden con gordas, gordísimas (las “chorradas” se entiende) y si lo haces a uno de los del Obrero Español, oyes más de lo mismo.

¿Es justo hacer este planteamiento o es algo intrascendente, o carente del más mínimo interés? Creo, en mi opinión, que habría que cambiar el sistema de becas y sobre todo la Declaración de la Renta ampliando deducciones importantes en determinados temas y gravándolas en otros muchos. Porque la riqueza y el pastel hay que repartirlo mejor, más justamente. Todos, no olvidemos, con nuestros impuestos estamos pagando la universidad y otros servicios que no están al alcance de muchísimos ciudadanos.




4 comentarios:

KOKYCID dijo...

Es complicado Alvaro. No podemos tener una universidad, un aeropuerto y una catedral cada sesenta kilómetros... pero efectivamente habría que plantearse como poder compensar esas desventajas. Un saludo.

Álvaro Tilo dijo...

Gracias Koky por tu visita.

Por eso y porque coincidimos plenamente, hablo de ayudas compensatorias que alivien realmente las desventajas que muchos injustamente padecen.

Un cordial saludo.

Mª Ángeles dijo...

Es una pena que las zonas rurales estén poco menos que abandonadas, no tienen ni siquiera los servicios mínimos, pero no podemos hacer nada. Sólo quejarnos de las injusticias que tienen que soportar demasiadas personas.
un saludo

Álvaro Tilo dijo...

Gracias, Mª Ángeles por tu vista.

Efectivamente nosotros poco podemos hacer, pero a los que pagamos sus buenos sueldos ya podrían hacer algo si quisieran, pero es cómodo vegetar que trabajar.

En fin, nada nuevo de los políticos que nos toca padecer.

Un cordial saludo