lunes, 2 de agosto de 2010

Juan Martín «El Empecinado»


Hay personajes castellanos, muy singulares; fueron auténticos héroes populares que han pasado a la historia por su gallardía; lealtad que no escatimaron darla cuando mereció la pena y que tuvieron un final trágico en aquella España tan corrompida, humillada y gobernada por unos nefastos personajes con un rey absolutamente amoral, torpe, lelo, como lo fue Fernando VII.


Pero conozcamos un poco más a nuestro héroe: Juan Martín, «El Empecinado»


Su nacimiento se produjo en Castrillo del Duero, provincia de Valladolid, donde hay un río tan conscientemente humilde que se llama el Botija. Sus humedales, en las afueras del pueblo, han creado unas balsas de cieno negro que reciben el nombre de pecinas. Y a los que venían al mundo en las orillas de ese barro les llamaban en los pueblos cercanos «empecinados», hijos, pues, del arroyo humilde y de la tierra oscura. Precisamente ese es el motivo por el que a nuestro valiente personaje, Juan Martín Díez, haya pasado a la historia como El Empecinado.


Nació el 2 de septiembre de 1775 en Castrillo de Duero como antes se dijo. Tras la ejecución de Luis XVI de Francia, España declaró la guerra a este país, en la que intervino Juan Martín cuando contaba 18 años de edad. En la campaña del Rosellón germinó en su corazón el odio hacia los franceses, y los dos años que duró la contienda (1793-95) fueron para él una espléndida escuela de aprendizaje en las artes de la guerra.

Terminada la campaña regresó a su pueblo. Entre tanto se había producido la invasión de la península ibérica por parte de los ejércitos de Napoleón. Es posible que la violación de una muchacha de su pueblo por un soldado francés al que Juan Martín dio muerte en feroz lucha sobre el río Duero, fuera el detonante de la fulgurante carrera del que habría de llegar a ser el más formidable y temido enemigo que Francia tuvo en los campos de Castilla.

A partir de este suceso, determinado a combatir contra los invasores, comenzó sus acciones bélicas con un grupo de muchachos de su pueblo y de los contornos, incluidos sus tres hermanos. Intervinieron en el combate sostenido en el puente de Cabezón de Pisuerga y posteriormente en la batalla de Medina de Rioseco, donde los franceses obtuvieron débiles victorias.

Guerrero nato aunque sin la preparación adecuada como tal en las enseñanzas tácticas y estratégicas, aquellos enfrentamientos en campo abierto en las llanuras castellanas con una tremenda inferioridad de condiciones tanto humanas como de medios le llevaron a la conclusión de que no era el enfrentamiento tradicional de ejércitos el modo más idóneo de luchar para vencer. Entonces concibió la idea, genial, de combatir en forma de guerrillas, táctica que ha sido seguida después por todos los ejércitos del mundo en algunas circunstancias de una guerra general.

Comenzó sus hazañas en Aranda de Duero, Sepúlveda, Pedraza... en la cuenca del Duero durante los primeros meses de 1809 y en la primavera del mismo año en las sierras abulenses y salmantinas. Posteriormente su marco de acción se desarrolló fundamentalmente en las provincias de Cuenca y Guadalajara.

Su froma de actuar, consistió al principio en la interceptación de correos y mensajes, algunos de enorme importancia político-militar que suponían graves repercusiones para las tropas napoleónicas, cuyos portadores iban protegidos a veces por uno o dos regimientos de caballería a los que el Empecinado sorprendía y destruía; de igual modo, el ataque y apresamiento de convoyes de víveres, armas, ropas y dinero.

Fue tan grave el daño que a los franceses hacían las operaciones guerrilleras del Empecinado, que el más alto mando francés destinó nada menos que al general Joseph Leopold Hugo para que se ocupara exclusivamente de la persecución y aniquilamiento de Juan Martín Diez y sus fuerzas. Pero en vista de la movilidad del Empecinado y de su asombrosa capacidad de maniobra, que la hacía imposible cumplir sus objetivos, el general Hugo detuvo a la madre del guerrillero así como algunos de sus familiares para, con este medio coercitivo, lograr que depusiera las armas y se entregara.

La reacción de Juan Martín fue fulminante al realizar varias acciones que produjeron estragos en las tropas y convoyes franceses haciendo saber al mismo tiempo al general Hugo que si inmediatamente no era liberada su madre, ordenaría el fusilamiento de más de cien soldados franceses que mantenía prisioneros y, además, ejecutaría ipso facto a todos cuantos en lo sucesivo cayeran en sus manos. La consecuencia de esto fue la inmediata libertad de la madre y familiares del Empecinado.

En 1808 fue apresado y encarcelado en El Burgo de Osma, de cuya prisión se fugó poco después. Al año siguiente el mando militar español reconoció la fama y valía del guerrillero, y la Junta Central le nombró capitán de caballería.

A partir de entonces sus actividades se concentraron en las provincias de Cuenca y Guadalajara, siendo nombrado Brigadier de Caballería.

En 1811 mandó el regimiento de Húsares de Guadalajara y en ese mismo año fue nombrado general.

Dadas sus ideas liberales, al regreso de Fernando VII, que anuló la Constitución y restauró el absolutismo real, fue desterrado a Valladolid, pero al triunfar el pronunciamiento de Riego en 1820, El Empecinado volvió a tomar las armas, esta vez contra las fuerzas realistas, siendo nombrado durante el trienio liberal, gobernador de Zamora y, accidentalmente, Capitán General.

Durante esta época, con la extensión del liberalismo político y del pensamiento romántico los sectores liberales más radicales reivindican plenamente el movimiento comunero, del cual se consideran herederos directos en su lucha por la libertad y contra el absolutismo de Fernando VII. Introducen el color morado como distintivo y se organizan en sociedades secretas como "Los Comuneros, o "Los Numantinos". Esta última es una escisión radical de la primera y partidaria de la lucha armada contra Fernando VII.

El Empecinado, miembro de "Los Comuneros", también conocida como "Los Hijos de Padilla", en homenaje a los ajusticiados en Villalar y fundada por Riego. Sus lugares de reunión se llaman "torres", y es a la de Valladolid a la que El Empecinado acude asiduamente, adornándose con el distintivo de la misma, una cinta morada con la inscripción "Constitución o muerte".

Consciente del enorme valor mítico de los comuneros para los sectores liberales de una sociedad penetrada de las utopías románticas, no dudó en reivindicarlos de forma clara; organizó una expedición a Villalar en busca de los restos de los tres capitanes ejecutados en esa villa en 1521, encontrando restos humanos que atribuyó a, Padilla, Bravo y Maldonado, y que fueron trasladados con grandes ceremonias a la Catedral de Zamora, donde fueron enterrados. Estos hechos tuvieron su punto central en un acto de homenaje a los comuneros en la plaza de Villalar el 23 de Abril de 1821, en lo que puede ser considerado como primer antecedente contemporáneo de las celebraciones de Villalar que, hoy conocemos.

Al llegar los cien mil Hijos de San Luis acaba este episodio liberal en Castilla, tras la pobre, resistencia que pudieron ofrecer "Numantinos" y "Comuneros" en los asedios de Valladolid, León y Madrid al desmoronarse el ejército liberal. Derrotado el régimen liberal en 1823, Juan Martín marchó a Portugal, de donde regresó tras una solicitud que le fue aceptada.

Sin embargo al llegar a Roa camino de su pueblo fue detenido por un antiguo y rencoroso enemigo personal, el corregidor Domingo Fuentenebro, quien por espacio de dos años le hizo exhibir en jaula de barrotes de hierro en los días de mercado ante las insolencias de la gente, siendo finalmente condenado a morir en la horca.

Camino del lugar de la ejecución El Empecinado, enfurecido, rompió en una portentosa demostración de fuerza muscular las cadenas que le ataban codo con codo, y acometió a la desesperada a sus guardianes, los que le cosieron a bayonetazos. Muerto fue, sin embargo, llevado al cadalso y ahorcado, hecho sucedido en Roa el 19 de agosto de 1825.

Es enterrado sin féretro en una fosa abierta en el cementerio de Roa y cubierto "por treinta carros de piedras y tierra". En 1843 sus restos son exhumados para darle digna sepultura. Esta se le daría finalmente en el monumento erigido por suscripción popular en Burgos a fecha de 1848, enfrente de lo que en aquel entonces era el cementerio de Burgos, actualmente Seminario Mayor, al final de la calle Fernán González.


Como ha ocurrido en demasiadas ocasiones, el ahorcado en las tierras de Roa, al que se le negó “el honor” de morir fusilado, ha pasado a la historia como héroe entre los héroes y su regio asesino, como el mayor villano.



7 comentarios:

D.F. dijo...

Luego paso, que hay tajo, interesante...

ZáLeZ dijo...

Hola Alvaro:
Gracias porque he descubierto este blog que me parece muy interesante. A ver si tengo tiempo y le echo un vistazo porque no tiene desperdicio.
Por si te puede servir de ayuda con respecto a la programación de la Coral Sinfónica de Castilla y León, desde mi blog hay un enlace directo a FECOBUR que es la Real Federación de Coros de Burgos y "quizás" te pudieran dar información. aunque después de todo lo que has "troteado" es muy posible que no tengan la más mínima idea, pero por si acaso...
Estoy de acuerdo contigo con respecto a las facilidades de información que hay en Euskadi. Todo son facilidades.
Pucela es muy suya.
Saludos,

Álvaro Tilo dijo...

Hola, Zález: Gracias por tu visita. Me alegro que estemos en sintonía y que te encuentres bien en estas páginas, donde, como hacemos todos, intentamos ser fieles a nosotros mismos a la hora de contar nuestras cosas.

Miraré el enlace directo que me propones y ya te comentaré. No obstante, no entiendo la desinformación que hay sobre la Sinfónica y sobre todo me da la sensación que sus actuaciones se reparten entre Valladolid principalmente, León, algo Salamanca y un poquito para el resto de la Comunidad con el agravante de que lo que no quieren hacer en casa, lo hacen en otras Comunidades.

Principalmente sobre Treviño y Juan de Garay, solicté información al Departamento correspondiente del país vasco; me ofrecieron toda la dcoumentación que hubiera querido, sólo les faltó decirme cuántos kilos de ella quería. La misma solicitud hice a nuestra Diputación y todavía estoy esperando respuesta y cuando insistí telefónicamente, me confesaron que no tenían absolutamente nada publicado. Desmoralizador total.

Termino, he de confesar que la información que recibí del P.Vasco, estaba en muchos temas tendeciosamente manipulada y encima era falsa.

Nos seguiremos viendo.

Un cordial saludo.

D.F. dijo...

Basicamente Carlos IV un impresentable y Fernando VII un autentico cab....
Reyes como estos han conducido a España a lo que es.
El Empecinado, luchador por causa propia, como bien reflejas sirvió de forma indirecta a los intereses de la realeza primitiva y tercermundista que nos gobernaba y a toda su "parafernalia".
Siempre la envidia ha sido la causa de la muerte de los grandes hombres de este país y cuando no de la muerte, del destierro y del olvido....
Hoy como en Roa...

Álvaro Tilo dijo...

Hola Temunin.

Si Caín y Abel, nuestros lejísimos antepasados, hubiran existido como nos dice La Biblia (sic) arrastraríamos desde entonces el yugo infernal de la envidia y lo peor, se llame como se llame nuestro primer pariente, seguro que ya vivió entre ellos.

En esto, poco hemos cambiado, seguimos igual.

En cuento a la monarquía, España, salvo algunas excepciones muy moniritarias, siempre tuvo reyes nefastos. Me viene a la memoria ahora mismo, "Que buen vasallo si hubiera buen señor" Ejemplos de los primeros, todas las épocas los tuvieron, ejemplos de los segundos...

Hablando del Empecinado, me gusta y voy a seguir rescantado, dentro de mis modestísimos conocimientos históricos, ilustres personajes de nuestra tierra que sobresalieron por algún motivo.

Un cordial saludo.

KOKYCID dijo...

Buenos días Alvaro, para los ignorantes de la Historia como es mi caso, resultan interesantísimas y muy entretenidas tus dos últimas entradas. Fijateque yo creía que lo de Empecinado era por cabezota y se ve que ese término se adoptó después, debido a él. Un saludo.

Álvaro Tilo dijo...

Hola Koky: Debió ser tan valiente, bravo, aguerrido, leal y sobre todo tan “cabezota” que el apodo de todos aquellos que nacieron junto al río “El Botija” allá en Castrillo de Duero en la provincia de Valladolid, que han dado nombre a una manera de ser o por el contrario son coincidencias nada más y nada tienen que ver lo uno con lo otro; porque el DRAE, lo mismo nos dice lo primero que lo segundo. No lo sé.

Lo que está claro que fue un héroe, un patriota que tuvo la mala fortuna de vivir en una de las épocas más nefastas de la historia de España, gobernadas por un rey incompetente, traidor y tirano como fue Fernando VII.

Un cordial saludo.