Esta misma semana, descubrí una entrañable anécdota que me encantó y quiero compartirla. Fue en el programa de TV : “Saber y Ganar”. Los concursantes debían acertar la historia de un chupete de niño que les presentaron en fotografía y...acertaron.
Fue delicioso escuchar el motivo de la fotografía de ese chupete de un niño.
Todo empezó cuando el genial payaso barcelonés, Charlie Rivel (nombre artístico en homenaje a Charlie Chaplin) hijo de un catalán y de una francesa, una noche…
Entró en la pista del circo y aún no había empezado su actuación cuando un niño empezó a llorar desesperadamente (probablemente era la primera vez que veía a un payaso). Charlie no podía empezar su actuación pues el público estaba más pendiente del escandaloso llanto del niño que del payaso. Se acercó cautamente hacia el niño para hacerle una caricia e intentar calmarlo, pero el efecto fue el contrario y el niño empezó a llorar aún con más fuerza entre las risas, medio divertidas medio enternecidas, del público adulto. Rivel, profundamente conocedor de la psicología infantil, se retiró hacia el centro de la pista y empezó también a llorar, desconsoladamente, solidariamente. Con eso bastó. El niño se calló en el acto, con unos ojos abiertos, enormes por la sorpresa de haber descubierto que aquel ser rojo y amenazador se sabía expresar también con su mismo lenguaje tan transparente y directo, el llanto. Rivel continuó llorando y cuando, todavía lloroso, se volvió a acercar hacia el niño, ya totalmente calmado y mirándolo electrizado, la criatura se sacó el chupete de la boca y se lo dio a Charlie, en un acto de solidaridad. El llanto de Rivel igualmente cesó y el público arrancó en aplausos ante aquella tierna e incrieble escena. El payaso aceptó el ofrecimiento del niño y, hoy, aquel chupete histórico se conserva en las vitrinas del Museo Charlie Rivel de Cubelles, su ciudad natal.
Termino con otra breve anécdota del genial payaso que he encontrado escrita, en la extensa información que en la Red hay sobre él.
Entre la realidad y leyenda, se dice igualmente, que…ganó un concurso de imitadores de Charlot, a pesar de que el propio Charles Chaplin participaba en él (de incógnito). Al finalizar el concurso, el genial inglés, se acercó a Rivel, y le dijo: "¿Es usted quien me imita a mí, o soy yo quien le imita a usted?".
Estoy seguro que casi todos vosotros conocíais estas entrañables historias. Yo las he descubierto muy tarde, hace solo unos días y he querido compartirlas por si a algunos de los por aquí os acercáis os había ocurrido lo mismo.
6 comentarios:
No conocía ninguna de las dos anécdotas. Me ha impactado la del chupete. ¡Que genialidad la del payaso! ¡Y que solidaridad aútentica y no impostada la del niño!. Conmovedor. He sonreido mientras lo leía. Gracias.
A mi me ha gustado lo del chupete,,, dice tanto ese gesto...
Sabia que Charlot, se presento a un concurso de imitadores y no gano. Me imagino a los jueces diciendo que eran amigos y conocedores del protagonista de Tiempos Modernos. Genio sin par Charlot, a Rivel le conozco menos la verdad, pero su fama le precede...
Hola AMIGOS: Todos coincidimos en que la anécdota del chupete es genial por inesperada, humana, solidaria e increíble, teniendo en cuenta, sobre todo, quienes fueron los protagonistas.
Aunque solo sea por estos gestos, merece la pena seguir adelante y olvidarse por unos momentos de lo que nos rodea.
Koky, Temujín, un cordial saludo.
Yo tampoco las conocía, Álvaro.
La actitud de el niño de darle a Charly el chupete para que dejara de llorar, me parece supertierna. Me ha encantado, como me encantaba Charlot. Un genio increíble.
Gracias por hacernos conocer estas anécdotas. Nos alegran el día.
Saludos
Gracias, Mª Ángeles por tu visita. Tienes el alma muy sensible, era imposible que no te enterneciera esta bellísima anécdota.
Sigamos mirando para adelante, aunque nos lo ponen muy difícil.
Un cordial saludo.
Preciosa anécdota, desconocía esta vivencia. Gracias por compartirla! Como dicen varios lectores, me hiciste el día! Gracias!
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