¡Gracias!, amigos, ¡Gracias! por vuestras palabras.
Un poco pesados sí están resultando ser los señores de Telefónica, otrora españolísima empresa española y ahora...¡vaya usted a saber! desde dónde te contestan y además siguen sin cumplir los plazos a los que se comprometieron aunque, he de reconocerlo, he tenido la gran suerte de que una persona me haya prestado un artilugio, que no tengo ni idea de cómo se llama, que lo he colocado en la trasera de la torre y provisionalmente he podido conectarme a Internet..
Estos días he estadio pensando como debería ser mi primer comentario después de este parón que se me ha hecho interminable. Hacerlo de los temas de rabiosa actualidad, nunca fue mi intención; bastante tenemos todos con lo que vemos y escuchamos a diario. Mal, muy mal siguen pintando todo lo que nos rodea y todavía es más desesperante ver en qué manos hemos caído los gobernados españoles. Mal presente y peor futuro.
Así que descartada esa posibilidad y aunque se me pueda tachar, con justísima razón, de ególatra verbenero, me voy a lanzar a la odisea de hablar un poco de mis cosas, de mis frustraciones de lo que quise ser y nunca pude serlo y dejando para mejor ocasión hablar de mis contradicciones que tanto pesan en mi bagaje.
Cuando ya mi juventud es sólo un lejano pero bello e imborrable recuerdo, es fácil mirar para atrás y ver lo que a uno le gustaría haber sido y comprobar que casi ninguno de mis sueños se cumplieron, merced, sin duda a mi dejadez y holgazanería. No supe aprovechar el tiempo, lo malgasté en bellas quimeras en demasiadas ocasiones y en otras ocasiones, en ilusas e irrealizables promesas, que a mi mismo me hacía y que nunca entendí que sólo eran fruto de mi imaginación
Ahora me doy cuenta que siempre quise ser músico y que debí estudiar, cuando tuve oportunidad, con el entusiasmo que hoy sería capaz de hacerlo pero no lo hice y hoy añoro más esos sonidos maravillosos que debieron nacer de mis manos al acariciar con amor y ternura cualquier instrumento de cuerda, en especial una guitarra.
Hace unos días y por estas misma páginas os comentaba que recordaba con especial cariño un comentario que hice sobre la música de los grandes maestros guitarristas; me transformo cuando les escucho; lo mismo da, clásicos o flamencos; que al final no existe diferencia entre genios.
Pero sería injusto, primero conmigo mismo y después con ellos, dejara al margen a esos guitarristas que nunca han escuchado el aplauso de un público enfervorecido, ni nadie les dedicó un entusiasta : ¡bravo! aunque en sueños, mil veces se vieron protagonistas en un escenario junto a una gran orquesta o acompañado al más insigne de los “cantaores” flamencos. Sólo lo pudieron soñar y lo siguen haciendo mientras acarician su guitarra como si de bello cuerpo de mujer se tratara a la sombra de cualquier monumento o junto a las murallas del Alcázar sevillano como es el caso de mi amigo al que conocí en uno de mis muchos paseos por el Barrio de Santa Cruz. Todos insignes músicos, muy respetables que como único agradecimiento ofrecen la funda de su guitarra para que en ella los que quieran depositen su generosa ayuda. Unos con más acierto y maestría pero al final los dos nos dan la misma nota del mismo concierto del mismo de cualquier concierto de Rodrigo o de Salvador Bacarisse, que son, en mi modesta opinión, los más grandes compositores.
Sueño también en la vida bohemia de estos desconocidos artistas que un día cuando eran jóvenes se vieron igualmente llenos de gloria y éxito y que ahora rumian su fracaso con la dignidad que solo sabe dar el arte.
Tiempo habrá para seguir hablando de estos y otros temas que hacen que añore con nostalgia tiempos pasados que pudiendo haber sido, no quise que fueran por mi torpeza.
Dejadme, por favor, que termine como empecé un día, hace ya tiempo, con los tres versos más hermosos que he leído sobre una guitarra. Sólo un genial poeta como el andaluz Rafael Guillén, los pudo escribir.
«Si se muere la guitarra,
enterradla en el río
para que la toque el agua»
Me alegro de haber vuelto.
¡Gracias! por seguir estando tan cerca.
Un cordial saludo.
15 comentarios:
Ya era hora de que volvieses... esto de los "ruters" y esas gaitas...
A mi mehubiera encantado tocar la guitarra española, una novieta intento enseñarme malgastando su paciencia, yo de bohemíqloque hagafalta, pero el oido más duro que una roca. Un saludo.
Tenía ganas de volver a leerte, y de nuevo volver a los enfados, a las alegrías, a las discrepancias, a los acuerdos... pero nunca a quedarme indiferente.
Un fuerte abrazo.
Marina
No te veo yo de bohemio.. la verdad...pero hay magníficos músicos que no son bohemios ni falta que les hace...
Hola Alvaro:
Como cantaría la cupletista. Gracias por venir.
Siempre es un placer leerte, y si encima ahora "vas a personalizarte tanto", segúro que será más interesante que la situación política atrófica que estamos sufriendo todos.
Saludos cordiales,
Gracias, Koky, por tus palabras y por volver a estas páginas.
La guitarra española junto con el saxo son los dos instrumentos que más me apasionan. Lástima que no siguieras los buenos deseos de aquella novieta que nos cuentas.
Yo nunca, ni siquiera lo intenté y aunque también creo ser de oído duro me hubiera gustado aprender, aunque a lo peor, mis sueños no hubieran pasado de ser una ilusa e inalcanzable quimera.
Un cordial saludo.
Gracias, Marina, por haber vuelto a escribir después de tanto tiempo de no hacerlo, aunque sé que diariamente visitas en silencio estas páginas que los dos sabemos que sin tu ayuda no hubieran salido adelante. Bien sabes además, que siempre estaré agradecido, primero y por encima de cualquier otra consideración, a tu leal amistad y después debería continuar con otra multitud de agradecimientos, frutos todos ellos de tu generosidad tan increíble.
Es cierto que en algunas ocasiones nuestros criterios sobre temas concretos están distanciados pero desde el mutuo respeto, eso me hace valorar más todavía tu amistad.
Un beso.
Es cierto, Temujín, que no hace falta ser bohemio para ser un artista, pero no es menos cierto que hay muchos bohemios que fueron y son unos grandes artistas, aunque curiosamente, mientras vivieron, casi ninguno alcanzó la gloria. No la necesitaban para seguir viviendo y seguir soñando en ella.
Gracias, por tu visita.
Un cordial saludo.
Gracias, Zález por tu visita.
Mis contradicciones dirán y aunque hago esos buenos votos de olvidarme de temas políticos, no sé si seré capaz de tener la fuerza de voluntad suficiente como para cumplirla. Me encanta tu línea tan didáctica y rectilínea y aunque sufras como todos los avatares diarios, es admirable que no caigas en la tentación de abandonar, aunque sólo sean en ocasiones muy puntuales, tu buen camino dedicado al ARTE e HISTORIA de nuestra tierra y muy especial al entorno donde los dos vivimos.
Un cordial saludo.
Después de 14 días de espera, se abrieron de nuevo las cortinas del blog,a este mundo del teatro real. Gra
cias por volver y regalarnos todo lo que sale de tu pluma, aunque no sea música.
Creo que la mayoría sentimos una vaga frustración de alguna meta, con la que algún día soñamos, y nunca conseguimos, pero esa reacción denota que aún segumos vivos, y eso es lo importante., y como dijo el poeta, "no hay mayor pena ...que ser ciego en Granada."
Charlas en el viejo molino, merece un homenaje, Alvaro.
Gracias, Merino, por tus palabras y tu visita.
Bello poema sin duda, el de: “Dale limosna mujer"… que tan oportunamente has completado con los dos últimos versos. Creo que no será posible no soñar en volver a Granada a los que hemos tenido la inmensa fortuna de perdernos por sus calles, sus barrios,sus gentes y monumentos. ¿Te imaginas en el Albaicín a un genial guitarrista flamenco improvisando mientras contempla la Alhambra y al fondo Sierra Nevada? Demasiado para esta mañana dominguera triste y lluviosa.
Pero volviendo a mi realidad, saber acariciar una guitarra se vuelve a quedar en otra de mis muchas frustraciones.
Creo de verdad, Merino, que mi humilde blog sí ha conseguido el homenaje más importante que uno pudiera soñar y no es otro que personas como tú y el resto de amigas y amigos os acordéis de él y dejéis escrito lo que libremente cada uno os parezca. De verdad, que vuestra presencia es mi mejor recompensa.
Un cordial saludo
¡¡ Vaya Álvaro, si ya estás de vuelta, qué bien!! :-)
No sé si lo tuyo es una instalación telefónica de especial complejidad, pero vaya que sí que parece todo un tanto complejo, quizá te estés instalando en una cumbre deshabitada y por eso tardan tanto en hacerte la conexión, en fin paciencia.
Verás, te voy a contar algo para que te consueles y veas que quizá no merece la pena mirar hacia atrás con nostalgia. Al contrario que tú, por lo que comentas desde los 7 años hasta los 17 estudié piano, entre otras cosas porque mi padre era un apasionado de la música. Hoy, a parte de una cultura musical muy por encima a nivel instrumental, poco me queda de toda esa montonera de años estudiando. Mi vida fue por otros derroteros y nunca amorticé todo aquel esfuerzo.
Quiero decir, que yo tuve la suerte que tú añoras y ya ves, ahora mismo frente a un piano, deslizo los dedos malamente y poco más. Eso sí, la música es y será una de mis pasiones, pero sólo para disfrutarla.
Lo cual estoy segura que sería igualmente aun no habiéndole dedicado tantísimo tiempo y esfuerzo en le pasado.
En la música, como en el arte en general sólo los muy buenos salen adelante y eso con suerte y no poco sufrimiento. Algunos incluso ven reconocido su talento, sólo después de muertos, así que no sufras. La vida de los artistas yo creo que tiene una aureola romántica que seguramente si viviéramos en vivo y en directo, nadie la querría para sí.
A mi me gusta casi todo tipo de música, no tienes más que echar una ojeada a la derecha de mi blog, me gusta la guitarra clásica y si me permites a tus dos músicos sumaría Francisco Tárrega, "el Sarasate de la guitarra" te dejo un regalito ...
¿A QUÉ TE SUENA? :-)
Ya me contarás jajaja una pista... ¿tienes un NOKIA?:))
Revienvenido ÁLVARO.
Muchos besos.
Gracias, María, por tu visita.
Todo es mucho más sencillo y cuando hablaba de Telefónica me refería únicamente que están tardando algo más de lo previsto en mandarme el nuevo router. Parece ser que mañana lunes, lo tendré.
El problema, María, en mi opinión, es que cuando no hemos podido alcanzar algo o no se han cumplido nuestros sueños, por el motivo que sea, siempre lo idealizas al máximo tu objetivo y entonces la frustración es mayor. Seguramente si supiera tocar la guitarra a lo peor me hubiera servido solamente para acompañar alguna canción popular en alguna fiesta entre amigos, que por otra parte, tampoco hubiera estado mal. Pero dicho esto, te envidio sanamente por tus estudios de música y por ser la música una de tus pasiones. Un día te comentaré cuáles son mis compositores y obras favoritas.
Me hablas del genial Tárrega y lo acompañas con un vídeo que mucho te agradezco y que además tuve en un ocasión o al menos eso creo; un compañero de clase, que me aseguraba (era bastante mentiroso) que era nieto o al menos descendiente directo del compositor. Me hablaba mucho de él y de su música. Lo dejo como posible anécdota sin ninguna importancia.
En los años en los que viví en Sevilla, aparte de perderme muchas noches en tabernas donde el cante “jondo” y la guitarra sonaban a maravilla y siempre en voces y manos de aficionados que jamás se habían subido a un escenario ni habían actuado en algún “tablao” ante "guiris" de pago, hice amistad como antes comento, con uno de los dos guitarristas que al menos todos los fines de semana ahí estaban en el Barrio de Santa Cruz junto a las murallas. Uno era argentino y era un caradura de impresión, pero el otro era un guitarrista andaluz que vivía su música allí sentado en un pequeño taburete y con la funda de guitarra en el suelo invitando a que depositaran en ella los dineros que cada cual quisiera darle. Hablábamos poco, no era cuestión de hacerle perder el tiempo ya que su objetivo era tocar y conseguir dinero aparte de vender discos por él grabado en los "estudios" de alguna empresa pequeña que tiene su negocio en estos músicos. Tenía, tiene, una vida muy interesante.
Muchas veces desdeñamos o no entendemos a algunos artistas por su vida bohemia llena de contradicciones. Son el más bello reflejo del romanticismo, del triunfo del corazón sobre la razón y son capaces por su arte vivir enormes dificultades que superan como nadie. El ejemplo más representativo lo tengo en un poeta riojano de mediados del siglo pasado. Pasó hambre y calamidades todas; vivió en la más absoluta miseria a pesar de ser un genial escritor y muchos años después de muerto, como ocurre casi siempre, fue reconocido y hoy ocupa en el mundo de la poesia el lugar que siempre le correspondió y que nunca nadie le quiso reconocer en vida. Es Armando Buscarini y tiene un poema cuyos dos últimos versos vas a poder leer y que, en mi opinión, reflejan como jamás nadie lo ha hecho o escrito lo que es la dura vida del artista y los sufrimientos que siempre está dispuesto a asumir.
… «Es verdad que yo sufro; pero oídme:
¿qué me importa sufrir si soy poeta?»
(De Armando Buscarini. Poema «Orgullo»)
Un cordial saludo. Besos.
Precioso verso. Ya sólo por eso ha merecido la pena este descanso en tu blog.
Saludos.
Gracias, Josito, por tu visita. Siempre que te parezca bien vuelve entre nosotros.
Supongo que te refieres a los versos de Buscarini. Le descubrí hace pocos años en una visita que hice a su ciudad natal de Ezcaray en la Rioja. En la puerta de la casa donde nació hay una placa con estos dos versos que resumen su vida, su obra y el orgullo que para él suponía ser poeta a pesar de todas las calamidades que tuve que pasar. Es genial, fue genial.
Sé bienvenido y recibe un cordial saludo.
He de reconocer, Josito, que he sido muy aventurero al suponer a qué versos te referías en tu escrito. Posiblemente lo hayas hecho después de leer los de Rafael Guillén en lugar de los de Buscarini que comento en la respuesta a María.
Si bellos y profundos son unos no menos lo son los otros y creo que nunca en tan pocas palabras se pudo decir tanto.
«Si se muere la guitarra,
enterradla en el río
para que la toque el agua»
Como son dos joyas, al menos en mi opinión, quiero que en esta respuesta vayan juntos.
… «Es verdad que yo sufro; pero oídme:
¿qué me importa sufrir si soy poeta?»
Un nuevo saludo.
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