Cuando me reencarne, prometo saber mucho de ordenadores y de todos estos chismes que me suelen traer por la calle de la amargura, al tiempo que puedo prometer y prometo; puedo jurar y juro que cualquier aparato de estos que caiga en mis manos será revisado con total dedicación, cariño, profesionalidad y sobre todo, nunca jamás caeré en la tentación de modificar las configuraciones que tenía el propietario del mismo y que bajo ningún concepto, salvo previa indicación de él (dueño del ordenador), cambiaré, sustituiré ni eliminaré ningún programa, ya que si es tan inexperto como yo ahora, le evitaré que tenga que padecer problemas por el mero hecho de “ORGANIZÁRSELO” según mi criterio sin tener en cuenta el de él.
Todo esto viene a cuento de la gracieta de un iluminado técnico de ordenadores que sin que nadie le hubiera dado vela en ningún entierro se ha dedicado a cambiármelo todo.
Así entenderéis que haya tenido tan abandonado tanto mi blog como mis respuestas a los comentarios del vuestro y las pocas que se han producido han sido hechas desde un ordenador prestado ya que el mío no estaba “operativo” Empiezo de cero y disculpar que no haya tenido la delicadeza de participar en vuestros cuadernos que por otra parte, tanto me gusta hacerlo.
Pasando página, os comento que el sábado pasado, víspera de la consulta electoral catalana, tenía previsto haber hecho unas reflexiones sobre las elecciones futuras en España.
Hoy tampoco es mal día para hacerlo y entonces haciendo un poco de historia sobre lo que ha sido mi comportamiento antes cualquier consulta, os de confesar que solamente participé en la farsa electoral (en mi criterio) en las primeras elecciones al Parlamento que debieron ser por el año de 1978 (no recuerdo exactamente la fecha) También deposité mi voto en dos ocasiones en las alecciones municipales y punto final. Nunca más caí en la tentación de dar mi confianza a ningún político y es más, todavía ninguno la tiene.
Mañana mismo volvería a votar, no tendría ningún problema, por cuarta vez en mi vida, siempre y cuando se dieran una serie de condiciones que para mi son incuestionables. Si fueran diez principios os hablaría de “mi decálogo para votar” pero como son cinco y no sé como se dice esta cantidad, os hablaré a continuación, mi “medio decálogo” y perdón por la repetición.
1) 1) Nunca jamás volveré a votar, si no se aprueba una ley de obligado cumplimiento en la que se establezca que TODOS los primeros candidatos de cualquier partido, deben ser elegidos en unas “primarias” internas, libres y democráticas.
1)
2) 2)Nunca jamás volveré a votar, si las listas siguen siendo cerradas y ello me impide dar mi consentimiento a candidatos de cualquier formación política.
3) 3) Nunca jamás volveré a votar, si no gobierna el candidato más votado con mayoría suficiente y si ello no fuera posible, se recurría a la segunda vuelta. Nunca más chantajes y venta de votos por dinero como viene ocurriendo.
4) 4) Nunca jamás volveré a votar, mientras no se establezca; que si el índice de abstención es superior al 50% del electorado, se tomarán medidas adecuadas para subsanar esas situaciones.
5) Última) Nunca jamás volveré a votar, si se sigue con la normativa -desconozco si continúa en estos momentos en vigor- de que sea el presidente de la mesa electoral el que deposita la papeleta del voto en la urna, en lugar de hacerlo el propio elector.
Un cordial saludo.