Llevaba tiempo queriendo hacer un pequeño viaje, de un día, pero siempre había un motivo que lo hacía imposible. Pero ¡por fin! ayer domingo pudo ser y fue.
Necesitaba volver a encontrarme con esas obras impresionantes que después de conocerlas una vez en imposible renunciar a no volverlas a ver nunca más.
Una vez en Burgos se planteaban dos caminos alternativos, el cómodo, el rápido que aunque conocía su existencia no había pasado ni lo he hecho todavía por él (Autovía a León) o por el de siempre, por el que en tantas ocasiones había pasado (Tardajos Olmillos de Sasamón, Melgar…) camino de Frómista. Decididamente había que seguir haciendo la ruta por la carretera siempre, con un ligero cambio; directamente y como primer destino: Carrión de los Condes para luego regresar a Frómista con una parada esperada y muy importante en Villalcázar de Sirga para después regresar hacía Burgos con otro alto en Castrojeriz. Todas ellas importantes ciudades en el Camino a Santiago.
Me sorprendió Carrión de los Condes, haría como unos 8 ó 10 años de mi última visita. Encontré una población limpia, cuidada, con muchos peregrinos. Impresionante volver a ver el frontis románico de
Aunque había parado, nunca había podido entrar en la iglesia catedral de los Templarios, Santa María
En la carretera que une Carrión y Frómista, que discurre junto al sendero para peregrinos era constante verles caminar en grupos o solitarios pero muchísimos... ahí estaban todos ellos camino de Santiago. Emocionaba verles con su paso firme y decidido.
A unos pocos kilómetros de Villalcázar, allí estaba sin haberse movido, Frómista y San Martín, la más impresionante iglesia románica que jamás haya visto. Han mejorado mucho el entorno y la ciudad que se la ve pujante y creciente aún dentro de su pequeñez y preparada para los peregrinos y los cada día más visitantes.
Entrada ya la tarde regreso a casa pasando por Castrojeriz, donde esperaba que visto el impulso que los palentinos están dando al Camino por su tierra, también lo estuvieran haciendo los responsables burgaleses en esta importante población del Camino. No la recordaba precisamente como una ciudad bien conservada y no me decepcionaron para nada; se cumplieron los peores presentimientos. Está sucia, muy abandonada, las calles estropeadas, sin asfaltar, las inevitables escaleras para salvar los desniveles de la ciudad están en un mal estado. Suspenso total y absoluto. No sé si la culpa es del municipio o de
El viaje resultó muy agradable, hizo mucho calor, fue impresionante volver a ver, “Tierra de Campos”, me encanta ese paisaje de las tierras de Castilla y de regreso, como buena semana de tormentas, también la tuvimos acompañándonos.