sábado, 8 de enero de 2011

Imborrables recuerdos de Sevilla


Puede resultar una frivolidad y de hecho puede que lo sea; que recién pasado el día de Reyes, hable de la Semana Santa; pero como me encanta vivir mis propios contradicciones, lo hago sin rubor y sin esperar nunca que nadie les entienda. Sería demasiado aburrido que nos entendiéramos siempre los unos con los otros.

Pues sí., hoy voy a hablar de Sevilla, mi añorada ciudad andaluza; el lugar donde pasé los mejores años de mi vida y perdón por decirlo una vez más. Mis recuerdos son imborrables y mis días vividos allí jamás los podré olvidar y me temo para mi mala suerte, que nunca más los podré volver a repetir.

Una de las cosas que me dejaron huella de los sevillanos, es su compromiso con las costumbres que allí se han dado ellos mismos y el fervor e intransigencia que emplean si es necesario , para que nunca se puedan romper sus tradiciones. Jamás se perdonarán entre ellos que alguien lo intente hacer y por supuesto, nunca consentirían que alguien desde fuera intentara imponer su voluntad.

En Semana Santa, desde lunes al domingo, todos los días hay procesiones por las calles sevillanas. Todas desde sus respectivos templos confluyen en el centro para hacer lo que se llama “La Carrera Oficial” que obligatoriamente todas deben recorrer todas las hermandades. Para los que conozcan Sevilla, se inicia a la altura de La Campana, allí, todas han debido cumplir el horario fijado y todos los hermanos mayores deben pedir la venia para poder continuar por Sierpes, Plaza de S. Francisco Javier y ya entran la Avda. de la Constitución camino de la Catedral. El orden es total y absoluto, ya que no se permite el paso de nadie excepto los cofrades y música.

Pero vayamos a la “Madrugá” que es cuando procesionan las más emblemáticas hermandades sevillanas. Es la gran noche de la Semana Santa de Sevilla. Todas salen de sus templos antes de la media noche y ya no regresarán hasta bien entrado la mañana del viernes, incluso a primera hora de la tarde como es el caso de La Macarena. Impresionante noche. Las seis que procesionan son: El Silencio, El Gran Poder, Esperanza Macarena, El Calvario, Esperanza de Triana y Los Gitanos, ese es el orden.

Pero algo ha ocurrido antes de que se inicien la salida de Jesús del Gran Poder y La Macarena. Ocurría que los primeros debían esperar antes de entrar en la carrera oficial, a que terminara de pasar La Macarena, lo cual suponía estar más de una hora allí parados y para intentar solucionar este problema, al final del siglo XVIII, solicitaron formalmente a la Hermandad de La Esperanza Macarena, que les dejaran pasar primero y así no se producía este parón en los primeros. Se hicieron las cosas, como se hacen en Sevilla, con toda seriedad y solemnidad y aceptaron que así fuera, pero cumpliendo los del Gran Poder unos requisitos de por vida. Lo más importante fue que se les concedía la venía «Por una sola vez y sin que sirva de precedente» lo cual implica que todos los años lo tienen que solicitar y los “macarenos” concedérselos. Así ocurre desde hace más de dos siglos responsables encapuchados de Jesús del Gran Poder visitan la capilla de la Macarena, rezan unos preces establecidas y solicitan la venia para pasar primero en el desfile procesional. Le conceden la solicitud, se saludan fraternalmente y regresan a su iglesia parroquial, sabiendo que un año más que pasaran en segundo lugar, detrás del Silencio, en vez de hacerlo los terceros como les correspondía. ¿Qué ocurrió un año? Por el motivo que fuera, una tarde noche del Jueves Santo, la Hermandad de Jesús no solicitaron la venia y los de la Macarena, cumpliendo fielmente lo acordado, no pararon y pasaron primero.

Cosas de la entrañable Sevilla que tanto añoro. Cosas que a veces viviendo fuera no llegas a entender y cuando te has integrado en su vida, las entiendes como cualquier otro sevillano.



6 comentarios:

KOKYCID dijo...

Pués hicieron muy bien, si señor. Para eso están las tradiciones para cumplirlas. Y si el permiso es sólo por una vez y hay que renovarlo cada año, o te estas al loro o te quitan la silla y pasa antes la Macarena y tu a esperar como Dios manda. Esas tradiciones me encantan (y yo creo que a todo el mundo les gustan, ¿si no por qué en los documentales siempre cuentan anécdotas de este tipo?. Las formas son muy importantes.
Un saludo.

Daniel F. dijo...

Muchas veces son más importantes las formas, en ocasiones, es donde realmente esta el mensaje..

Merino dijo...

Alvaro, eres un gran embajador e inmejorable "cicerone"de esa bonita ciudad, que tiene casi todo. Has logrado con tus distintas aportaciones culturales, que me haga la promesa de ir más pronto que tarde, a pasear por el Parque de Mª Luisa, Triana, y Sierpes. Ya contaré mi experiencia en su momento. A ver si es en Semana santa.

Álvaro Tilo dijo...

Y pobre de aquel que no las cumpla en Sevilla. Lo tiene claro, amigo Koky.

En todos los sitios las hay, nada es exclusivo de nadie, pero he de reconocer que allí se viven estas y otras cosas con un sentimiento muy difirente.

Un cordial saludo.

Álvaro Tilo dijo...

Tienes razón, Temujin, al darle la importancia que se merecen las formas, ellas encierran la esencia fundamental de muchas cosas, aunque a veces pasen desapercibidas.

Un cordial saludo.

Álvaro Tilo dijo...

Hola, Merino. Curiosamente los compañeros de trabajo (éramos pocos) unos días antes de Navidad íbamos a comer a algún restaurante y lo solíamos rematar yendo al Restaurante La Raza a tomarnos unas copas de cava. Me ha hecho recordar esta anécdota el hecho de que me hablas de que te gustaría volver al parque de Mª Luisa y darse la circusntancia de que ese resturante está dentro de él muy cerca del monumento a Bécquer.

Recuerdos que se agolpan dentro de mí que espero poder revivir esta primavera en los lugares en los que sueño casi todos los días.

Un cordial saludo.