viernes, 7 de mayo de 2010

Rodrigo Díaz de Vivar.


Uno de los historiadores habituales en los ciclos de conferencias que organiza la Fundación Francisco Cantera, es el profesor Gonzalo Martínez Díez. Ilustre historiador y profesor de diversas Universidades, siendo actualmente, Emérito por la Universidad Juan Carlos de Madrid. Siempre que tengo oportunidad, nunca falto a sus citas anuales.


Este sabio jesuita nacido hace ya 86 años en Quintanar de la Sierra, es una fuente inagotable de sabiduría y es todo un privilegio poder escucharle.


Es un estudioso de la figura del Cid Campeador, al que ha dedicado varios libros. Como otros colegas, cuestionan muchas acciones que se narran en el Cantar, como pudieran ser que el juramento que supuso la enemistad con su Rey o los matrimonios de sus hijas con infantes de Carrión entre otros muchos.


De su origen hidalgo y noble tampoco nuestro héroe burgalés sale muy bien parado según Gonzalo Martínez, que no otorga al Campeador ningún linaje especial, en contra de otros historiadores, que sí se lo conceden.


Según estas versiones más recientes, lejos de los argumentos de Ramón Menéndez y Pidal, fiel defensor de cuanto se nos dice en el Cantar; fue en Sevilla donde se produce el primer enfrentamiento serio con el Rey Alfonso.


En mis años de estancia en la capital andaluza, tuve oportunidad de acercarme más a los acontecimientos que allí se vivieron entre el monarca castellano, el Rey Al Mutamid y Rodrigo. Era frecuente leer en todas los textos que hablaban de la historia de Sevilla, los acontecimientos que marcaron definitivamente las relaciones entre el monarca castellano y El Cid y que Gonzalo Martínez relata en su libro «El Cid Histórico»


La figura del héroe burgalés, es respetada en Sevilla. Tiene una bella estatua ecuestre en medio de una Plaza que lleva su nombre y que está muy cerca del parque del Parque de Mª Luisa, la Plaza de España y de la antigua Universidad Sevillana. Lo malo que para la mayoría de los sevillanos, es únicamente la plaza “del caballo”, que es como se la conoce.


Siempre me ilusionó creer fielmente los relatos del Cantar (aunque hay que reconocer, que está escrito bastantes años después de ocurrir los acontecimientos) y sentirme más identificado con ese Rodrigo de Vivar; caballero noble y ejemplar de la leyenda. No obstante hay que tener en cuenta que los historiadores manejan otras fuentes y documentos que hacen que sus afirmaciones sean las que más se aproximan a la verdad; pero no olvidemos tampoco que se mueven en el terreno de las hipótesis y que sus “verdades” no dejan de ser, en muchos casos, meras teorías y por eso, no siempre coinciden ellos mismos en sus argumentos. Cada cual debe quedarse con lo mejor quiera o le guste. Nadie podrá decirle que está en un error. La verdad total y absoluta nunca se sabrá.


La enemistad de Rodrigo con el Rey, se produce en Sevilla, cuando estaba en la capital andaluza cobrando los impuestos pactados al Rey poeta árabe sevillano que era aliado del Monarca castellano. Durante esta encomienda el noble leonés García Ordóñez formó un ejecito con el Rey de Granada y juntos fueron contra el Rey de Sevilla. El Campeador salió en defensa de Al Mutamid y venció al leonés y granadinos en la batalla de Cabra, haciéndole prisionero. Todo parece indicar, que este acto bélico había sido una estrategia de Alfonso VI para debilitar y dividir tanto al Rey de Granda como al de Sevilla, pero no contó con el Cid, ni su lealtad ni que saliera en defensa de Al Mutamid que era su aliado. El fracaso de esta acción militar, supuso el primer enfrentamiento entre ambos e hizo que Rodrigo cayera en desgracia ante su Rey.


El Cid en Sevilla



8 comentarios:

KOKYCID dijo...

El Cid siempre fue uno de mis heroés favoritos. Anda que no correteé yo por los pinares imaginandome ser el valiente Rodrigo Díaz de Vivar. Que desilusión me lleve cuando el listillo de la clase me dijo que el esqueleto enterrado en la Catedral no media más de 1,50 y que no podría blandir la Tizona ni levantar la Colada. Fue como lo de los Reyes Magos. Sólo que ahora cada vez creo más en la autenticidad de los tres de Oriente y en la existencia del caballero de Vivar.¡Todo un tipo el Cid!.

Leona catalana dijo...

Cierto, lo que nos ha llegado es El Cantar de Mio Cid,

"En santa Gadea de Burgos
do juran los hijosdalgo
allí le toma la jura
el Cid al rey castellano
sobre un cerrojo de hierro
y una ballesta de palo"

Los trovadores eran los periodistas de la Edad Media y vete a saber la cantidad de licencias que se tomaban.
De todas maneras, algo debe haber en el fondo y si no fue tan importante el asunto, los juglares se encargaron de lo pareciese.

Al rey Alfonso le debió salir el tiro por la culata con un servidor tan fiel que le estropeó el plan, je je je... Me recuerda ahora mismo al juez Varela ;D

Un cordial saludo.

D.F. dijo...

Creo que estábamos hablando del Cid. Pudiera ser que si estuviese vivo le partiese la cara a alguien que falta a las mujeres. Cosa de mal gusto y que demuestra la debilidad mental de según que personas, lo siguiente que sera ¿violar a un niño?.Es de cobardes atacar a distancia, es de cobardes atacar a mujeres y dice mucho de la calidad del individuo.
Respecto al Cid Campeador, hay muchas versiones, pero yo me quedo (por preferencia personal) con la Historia del Juramento, el que le hizo hacer a Alfonso jurando que no habia tenido nada que ver con la muerte de Sancho. La verdad puede ser una amalgama de varias versiones...Un saludo...

Álvaro Tilo dijo...

Gracias Koky por tu visita.

¿Crees que alguien podría la mano en el fuego asegurando que los restos que hay enterrados en la catedral son los del Cid y Jimena? No habrá nadie que lo hiciera, pero es lo mismo porque todos sabemos que son los de ellos y que nuestro héroe junto con D. Quijote y D. Juan Tenorio, son los tres personajes inmortales de la literatura española, con la diferencia que Rodrigo existió, vivió y fue todo un caballero porque así nos lo han contado y tampoco tenemos el porqué ponerlo en duda. Los recientes análisis hechos a los aceros de La Tizona, han demostrado que fue construida en la época del Cid. Así que creo que hay cerrar página a las especulaciones que quedan para los eruditos, que curiosamente jamás se ponen de acuerdo entre ellos y seguir soñando con las leyendas de este legendario personaje tan nuestro.

Álvaro Tilo dijo...

Claro, tienes toda la razón, Leona, pero además este periodista medieval escribió la crónica bastantes años (no recuerdo exactamente ahora el número) después de la muerte de Rodrigo.

Lo de Alfonso, Al Mutamid, el Rey de Granda y la defensa que hizo el Cid del aliado de su Rey, está documentado y así debió ocurrir. Aunque lo del cabreo del monarca y otras especulaciones supongo son suposiciones con sólidos fundamentos

Álvaro Tilo dijo...

Temujín: ¿Qué podemos hacer con un tipo descerebrado y enfermo?

La solución no es nada sencilla, salvo que le internaran en un loquero que es el sitio donde debería estar. Ayer nada más publicar le tuve que anular otro más o menos singular con las mismas lindezas. Son personas ruines, cobardes, son escoria que solo se realizan si insultan (por aquí no les queda otra opción) lo malo si en su vida cotidiana emplean violencia física u otros métodos.

También decía en mi comentario que me gustaba quedarme con las consideraciones que siempre hizo el historiador Menéndez y Pidal sobre el Cid, en el sentido de que El Cantar reflejaba fidedignamente la vida y hechos de Rodrigo, hoy tan cuestionadas.

Un cordial saludo.

Leona catalana dijo...

Te me has adelantado, Álvaro, mientras escribía. Bueno, esto de la confirmación de carácteres, que no te permite estar más de equis tiempo, me ha servido para ver tu respuesta.

De todas maneras, la pongo porque al fin y al cabo tampoco queda fuera de lugar:

Convengo contigo, Temujin, el Juramento de Burgos me impactó hasta el punto de recordar cada palabra. Las que he puesto arriba son de memoria y repasando, creo que en vez de "un cerrojo de hierro", es de "yerro" porque en aquella época la H no se usaba como ahora.

Afirma KOKICID que "el listo de la clase" dijo que el esqueleto enterrado en la Catedral no mide más de 1'50. Bien, ignoro si dicho esqueleto corresponde ciertamente a Rodrigo Díaz de Vivar, pero aunque fuese afirmativamente, ello no impide que pudiese empuñar la Tizona y la Colada en su juventud y madurez, que la senectud mengua el cuerpo como he podido comprobar con familiares de edad longeva.

Y la bizarría no tiene talla corporal.

Gracias, Temujin, ya vi eso de lo que hablas...

Cierto, Álvaro, temo que en la vida real esa persona use la violencia física. Y tengo razones para pensarlo.

Un cordial saludo a todos.

D.F. dijo...

Creo sinceramente, que este personaje es un "pichafloja". Porque la gente valiente no hace eso. La violencia a la cara, no suele ser característica de semejantes individuos. Son cobardes...