jueves, 26 de agosto de 2010

Morosos, tramposos y despilfarradores...


El modelo autonómico no sirve. Está caduco es excesivamente caro, se han duplicado muchos servicios, demasiados funcionarios sin ninguna necesidad y los ciudadanos seguimos sin notar ninguna mejoría; tan solo somos testigos sin voz ni voto del habitual despilfarro por doquier.


Hay qué regenerar la vida pública, laboral, social, judicial, sanitaria, educativa etc. etc. Las clases políticas, grandes beneficiados del cambio, vienen aniquilando desde hace tiempo las ilusiones que un día pudimos tener la ciudadanía en ellos. Creímos que eran honrados y honestos pero la realidad es que se han convertido en unos "golfos" e indignos, cuando no, muchos de ellos, se dedicaron a llevarse los dineros de todos o se aprovecharon de su situación privilegiada para enriquecerse ilícitamente. Entre unas cosas y otras nos han llevado a la ruina.


Hay Comunidades Autónomas, según nos aseguran los medios de comunicación solventes, que son el ejemplo de lo que nunca deberían ser instituciones de la nación. Las hay autenticas tramposas en sus cuentas con el Gobierno Central que es a su vez ejemplo de ineficacia, despilfarro e inoperancia. Han perdido los unos y otros, el mínimo respeto que deben a la sociedad y se dispustan entre ellos el "alto honor" de ser los peores y más nefastos gobernantes.


Según se puede leer y escuchar estos días...


Las Comunidades que más deben al Estado Central son las siguientes (cifras redondeadas)


Comunidad Catalana: 25.000 millones de euros.

Comunidad Valenciana: 15.000 millones de euros

Comunidad Andaluza: 11.000 millones de euros

Comunidad Madrileña: 11.000 millones de euros

Comunidad Canaria: 4.000 millones de euros

Comunidad Balear: 4.000 millones de euros

Comunidad Castellano- Manchega: 4.000 millones de euros

Comunidad Castellano- Leonesa: 3.000 millones de euros

Comunidad Vasca: 3.000 millones de euros


La deuda total de todas las Comunidades asciende a 100.000 millones de euros, a los que hay que sumar la acumulada por los ayuntamientos, otros 30.000 millones de euros y los más de 6.000 millones de diputaciones y Cabildos.


Estamos ante un escándalo mayúsculo. El despilfarro del dinero público desborda absolutamente a todos los gobiernos y a los partidos en el poder. No se libra nadie. ¡Qué fácil es manejar y derrochar los dineros ajenos de los impuestos que tanto sacrificio suponen para la mayoría del pueblo liso y llano!


En este país, absolutamente NADIE, al menos en los últimos tiempos, ha sido capaz de ser honesto y valiente y exigir con seriedad el fin del despilfarro del los gobiernos centrales, autonómicos, provinciales y locales. Estamos en estos momentos y según las informaciones económicas solventes, gastando un 30% más de lo que podemos y es necesario. Me temo que esto no ha hecho más que empezar y va a estallar en mil pedazos y como siempre lo sufriremos y pagaremos los de siempre –valga la redundancia- porque a nosotros, sí nos estallará en plena cara.




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