jueves, 17 de marzo de 2011

Palabras para Julia.

A lo largo de nuestra vida, todos hemos leído algunas cosas que nos dejaron huella. Los motivos para que esto nos ocurra pueden ser tantos y tan diversos, que nos asombraríamos. Al final, somos una caja de sorpresas incontroladas.


Hay un poema que cu
ado lo leí por primer vez me impactó, me siguió emocionando cuando le escuché convertido en una bellísima y entrañable canción de amor; del amor más puro y desinteresado de padres a hijos. «Palabras para Julia» de José Agustín Goytisolo.


Julia, la hija del poeta, con ese nombre en honor de su madre a la que adoraba y cuya muerte en un bombardeo durante la guerra civil tanto impactó en el escritor catalán. Algunos coinciden que en este poema se mezclan de alguna forma, sus sentimientos de admiración por la madre que quedan reflejados en el cariño y amor por su hija, Julia.


Paco Ibáñez, creó una bellísima canción con el poema. Los aplausos no cesaron en su mítico concierto en el Olympia de París en aquel lejano 1969 cuando anunció aquello de: «De José Agustín Goytisolo: Palabras para Julia. «Paroles pour Julie»


Sé que alguien muy especial se va a emocionar al leer de nuevo el poema en esta entrada. Sé que conoció personalmente al poeta catalán; sé que sintió una gran tristeza cuando voluntariamente nos dijo adiós para siempre; sé que aunque vuelva a entrar en este cuaderno como lo hace todos los días, en silencio, sin hacer ruido e irse de igual forma, hoy sentirá algo muy especial y sé que tampoco escribirá nada, porque hoy, a leer «Palabras para Julia» y escuchar a Paco Ibáñez, lo dirá todo sin necesidad de escribir nada.

Qué profunda tristeza me produce ver cómo Paco Ibáñez, nuestro querido y admirado Paco, no haya sabido retirarse a tiempo y se anuncie estos días una actuación suya en Burgos en un ciclo de cantautores y poetas. Le deseo todo el éxito del mundo, él se lo merece. Fue mucho lo que nos dio a toda una generación. A pesar de todo, querido Paco: ¡SUERTE y GRACIAS!



PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre, siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo



2 comentarios:

María dijo...

Lástima que la persona para la que indirectamente dedicas esta preciosa poesía no te deje nada escrito, pero mira, con el permiso de quien sea, yo te digo en su nombre que graaaacias, es cierto que hay poemas, melodías y canciones que tienen un sabor especial...bien, seguro que lo ha saboreado y sin darte cuenta te ha susrrado ese gracias al oido.

Muy bonito, ÁLVARO

¿Tú te crees que es decente venir a estas horas de visita? jajaja mañana veo lo de arriba... mis ojos me dicen que a ver a que espero para cerrarlos:-)


Un besito y buenas noches.

Álvaro Tilo dijo...

Gracias, María, por tu visita.

¡Coño!, casi las cuatro de la madrugada. Pero, si a esas horas, como bien dicen, tus ojos pueden hasta odiarte de por vida, aunque seguro que como se sentirán muy bien a tu lado, siempre te estarán agradecidos por cuidarles como haces.

Trilogía perfecta. José A. Goytisolo, su hija Julia y la composición y música de Paco Ibáñez. Todos los ingredientes para conseguir el efecto buscado, pero sobre todo el binomio más deseado; el amor de un padre hacia su hija que además se lo trasmite en un bellísimo poema, lleno de ternura y amor.

¿Te has fijado en la cara de bondad en la foto de Goytisolo? Tuvo que ser una buena persona, un buen padre, segurísimo, además de ser un excelente poeta. No sé los problemas que le llevaron a decirnos voluntariamente adiós, pero tuvo que ser una decisión terrible.

Los que le conocieron personalmente, como es el caso de mi querida y admirada amiga, Marina, siempre hablan con veneración y admiración.

Seguro que ella (Marina) habrá leído ya tu comentario y le habrá gustado. Es un persona muy sensible, muy generosa, una estupenda mujer digna del mejor elogio.

El de más arriba, el otro comentario, como dices, ya es harina de otro costal y no busco en mi comentario solidaridad alguna con mis planteamientos, pero he escrito lo que necesitaba decir para poder seguir sintiéndome conmigo mismo honesto o al menos, intentarlo.

Un cordial saludo. Un beso